domingo, 12 de febrero de 2012

Ganas de huír; de no verte ni la sombra, de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla, que nunca apareciste, que nunca has existido. Ganas de besarte, de coinsidir contigo, de acercarme un poco, y amarrarte en un abrazo, de mirarte a los ojos y decirte "bienvenido". Pero llegamos tarde. Te vi y me viste, nos reconocimos en seguida, pero tarde... quizá en otras vidas, quizá en otras muertes. Qué ganas de rozarte, qué ganas de tocarte, de acercarme a ti y golpearte con un beso, de fugarnos para siempre, sin daños a terceros.